CRÍTICA
DENEVI, 1955
CRISTINA PIÑA
(Unipe - Buenos Aires)
Cristina Piña, reconocida crítica y estudiosa de la Literatura Argentina, publica en esta oportunidad una nueva perspectiva analítica sobre Rosaura a las diez (1955) de Marco Denevi y el campo cultural de la época.
El texto, dividido en cuatro apartados, realiza un mapeo político-cultural de las etapas pre y post peronistas, ubicando a Marco Denevi en la generación del 55; señala dos líneas que marcan a los autores que la integran: una, socio/política sobre la realidad nacional, y otra, psicológica, de tonos metafísicos; además, ella agrega una tercera, de la “gente joven”, “los parricidas”, compleja por su heterogeneidad en el grupo.
No vincula a Denevi concretamente a ninguna de ellas. Observa que es un autor preocupado por las formas, que aplica una diversidad de géneros, destacando el policial y apelando a la oralidad para vincular las diferencias entre las clases sociales; sin embargo, Piña reconoce que algunos aspectos de su reescritura se acercan a Borges, pero no al grupo Sur pues sus estéticas son disímiles.
Denevi, un autor postmoderno porque en su obra se pueden apreciar: la hibridación, la experimentación con los géneros populares y menores, la revalorización del policial, el borramiento de escrituras binarias, etcétera.
Esta narrativa “post” plantea la imposibilidad del conocimiento del otro, del sí mismo, y la indeterminación de la verdad. Estos rasgos los fundamenta a través del análisis de la obra, deteniéndose en Rosaura a las diez, en donde destaca el manejo del punto de vista; la destreza en las prácticas de la oralidad y la reelaboración de los géneros populares como el policial, con el implemento de un realismo “distorsionado” alejado de la tradición realista, para lo cual manifiesta apreciaciones interesantes, al plantear el manejo de los testimonios y el uso de diversas voces, adecuadas a su propio lenguaje socio/cultural.
Trabajo crítico serio, que demuestra los conocimientos de Cristina Piña, como al gran escritor argentino que es Marco Denevi.
© LA GACETA
LILIANA MASSARA